El Hibiscus (Hibiscus sabdariffa) es un arbusto nativo de África de bellísimas flores que es conocido por tantos nombres como propiedades atesora. Karkade, Roselle, Sorrel, Bissap, Rosa de Jamaica son algunos de las formas por las que se conoce a esta planta que debido a su potencial en la farmacopea y nuevas aplicaciones en el mundo de la alimentación, está viendo multiplicados sus cultivos, y no ya sólo con fines meramente ornamentales. Para que os hagáis una idea hay estudios que demuestran que el extracto de Hibiscus es igual de eficaz para reducir los niveles de colesterol y fortalecer el corazón que el vino tinto o el té (¡pero sin sus efectos negativos en el hígado o sistema nervioso!).
¿De dónde viene la antioxidante flor de Hibiscus?
Se trata de una planta que necesita calor, y es más propia de climas subtropicales y tropicales. En España se cultiva sobre todo en las Islas Canarias y en menor medida en las Baleares y en el sur más soleado de la península. Es una planta que requiere poco riego siendo muy resistente a las plagas y por esto no debería necesitar de pesticidas para sobrevivir (así que es perfecta para la agricultura BIO). Aun así esta no es una regla que sigan muchos agricultores y hay que asegurarse de comprar las que provengan de la agricultura ecológica que respeta mejor las propiedades de una planta tan valiosa. Una garantía para comprar uno que no haya sido tratado químicamente es asegurarnos que sea de comercio justo. Hay muchas pequeñas cooperativas africanas, como las de Kenya, que exportan al mundo unas hojas de Hibiscus secos de muy buena calidad.
En la salud
Las flores de Hibiscus son ideales para todas las estaciones. En invierno son un gran aliado para resistir la llegada del frío, ya que su contenido en vitamina C refuerza nuestro sistema inmune. Además son antisépticas, febrífugas, nos protegen las vías respiratorias y calman la irritación de garganta. En verano, esta misma vitamina C nos protege por dentro y por fuera de la oxidación del calor y el sol. Una infusión con una cucharada de estas flores es perfecta si nos hemos pegado un atracón, ya que nos puede aligerar bastante la digestión. Se suelen recomendar en dietas de adelgazamiento por ser diuréticas y esta probado que reducen la presión arterial, mejorando la circulación debido a su capacidad de dilatar las arterias. Utilizado en numerosas culturas como sedante y para combatir el insomnio, hay que procurar por esto razón no excederse en las cantidades. Una dosis normal para un adulto debería ir entorno a los 10 gramos de hojas secas al día y si la queremos tomar como un tratamiento sería de tres tazas al día de unos 5 gramos cada una.
Propiedades del Hibiscus
Cómo comentaba antes, las flores de Hibiscus son una fuente importante de vitamina C pero también destacan otros micronutrientes. Cada 100 gramos de estas contienen 88 mg de hierro, 442 mg de magnesio y 1,30 de calcio. Ateroran abundantes ácidos orgánicos como ácido hibiscus, cítrico, málico y tartárico, además de mucílagos, fitoesteroles y pectina. Sus niveles de saponinas y otros glucósidos son en parte responsables de las propiedades laxantes de esta planta. Las flores almacenan importantes cantidades de flavonoides y antocianinas, sus pigmentos naturales, que actúan como antioxidantes, antipiréticos y se les atribuye propiedades anticancerígenas.
En la cocina
Su sabor ácido y dulzón la convierte en la estrella de muchos refrescos asiáticos y latinoamericanos. Como en Turquía que se comparte con amigos o en Guatemala que se utiliza como remedio contra la resaca. También en México infusionan estas flores para elaborar una bebida muy refrescante que llaman agua de Jamaica. Pero también deben tener presencia en invierno.
Una idea:
En cuanto empiecen a desaparecer los días de calor y vuelva el frío podemos proteger nuestro sistema inmune tomando todas las mañanas (durante al menos una semana) una infusión de Hibiscus, combinada con escaramujo seco y canela en rama. Podemos incluso aromatizarla con un chorrito de zumo de naranja. Esto os tonificará, os recargará de vitaminas y protegerá vuestras vías respiratorias.
Pero hay más posibilidades para incluir esta planta en la cocina más allá de refrescos o infusiones. La podemos utilizar en mermeladas, postres, salsas o para aromatizar vinagres y aceites.
Una idea original:
Cocer nuestras patatas para ensalada con una cucharada de estas flores secas para teñirlas de rosa y agregarles una buena dosis de saludables 🙂