Son muchos los que, más allá de las fresas, no suelen usar bayas en su cocina diaria. Y mucho menos bayas silvestres, a no ser que vivan en el campo o que se vaya especialmente a buscarlas a zonas salvajes. A veces nos cuesta comprarlas cuando las tenemos en la frutería por su alto precio, pero hay recordar que algo tan delicado y perecedero como alguno de estos frutos es imposible que salga barato porque producirlos y manejarlos es complicado (y en muchos casos algo casi artesanal). Pero mi política en este caso es clara: es mejor gastar un poco más en joyas como estas y quitarse de otros snacks o «lujos alimenticios» que no nos aportan nada. Así que aunque sea en pequeñas dosis y usando el ingenio para ahorrar, quiero reivindicar todo lo que estos frutos pueden hacer para enriquecer nuestra cocina y «curarnos» de forma deliciosa. Aquí os dejo algunas ideas para meter más bayas en nuestra dieta:

 

  • Su temporada coincide con el aumento de ensaladas en nuestra dieta, así que nada como agregar unas grosellas rojas o arándanos azules a una ensalada de lechugas frescas y crujientes. En cada bocado sentiremos pequeños estallidos agridulces que nos harán sonreír 😀

 

  • Los amantes de los tomates tienen una opción muy sabrosa que consiste en aliñarlos con una mezcla (batida) de zumo de cassis (grosella negra), aceite de oliva y nueces picadas.

 

  • ¿Y porque no incluir unas fresas o fresas salvajes en la sopa más popular del verano? Podemos hacer un gazpacho en el que sustituimos el vinagre por unas fresas para proporcionarles ese punto ácido tan característico y a la vez darle un poco de dulzor.

 

  • Una original ensalada para darle la bienvenida al verano y recargar nutrientes sería una mezcla de quinoa cocida fría, semillas de sésamo, daditos de manzana, perejil fresco picado y unas bayas goji. Aliñamos con aceite de oliva virgen y limón.

 

  • Si tenemos la suerte de encontrar muchas bayas silvestres en alguna visita al campo (¡Tenemos que asegurarnos que son comestibles!)  o en un mercado bio y queremos alargar su vida en nuestra cocina podemos deshidratarlas. Si no tenemos una deshidratadora, se pueden poner en una bandeja al sol durante unos días en un lugar ventilado y (a ser posible) libre de contaminación. Para un deshidratado solar mejor elegir bayas enteras y sin marcas. Una vez listas las podremos incluir en los cereales del desayuno, como snacks de entre horas o para añadir a ensaladas y rellenos.

 

  • Secas o frescas quedan deliciosas como parte de algunos patés vegetales. Un paté de gourmet para picar entre horas lo podemos preparar con calabacines asados, ajitos fritos y unos arándanos rojos secos rehidratados. Después podemos comérnoslo untado sobre pequeñas tostaditas de centeno o tortitas de arroz.

 

  •  Cuando busquemos un postre ligero para refrescarnos nada como una fresquita gelatina de grosellas y frambuesa. De base utilizaremos un zumo de naranjas dulces y agar-agar.

 

  • Aprovechando que en verano hay muchas frutas amarillas como los melocotones o albaricoques podríamos combinarlo con otra fruta que esta lista hacia finales de verano, las moras, y con ambas preparar una refrescante compota fría.

 

  •  Una baya que se puede transformar en medicina es el escaramujo. Preparar esta baya es muy laborioso pero merece la pena. Primero debemos quitarles el tallo y la punta, para después abrirlas y dejarlas libre de pelillos y semillas. Después las dejamos un día en remojo para ablandarlas y las trituramos bien. Pasaremos esta pasta por un tamiz para librarnos de los restos de piel y posibles semillas y la cocemos con un poco de zumo de limón y un buen chorro (hasta la mitad de su peso) de sirope de arce o una melaza de cereales que nos guste (se trata de añadir un endulzante MUY rico en minerales). Lo dejamos cocer a fuego medio removiendo cada tanto hasta que espese. ¡Una cucharada de esta compota hace milagros en convalecencias!

 

  • Un saludable postre para los niños, en lugar de los azucarados helados comerciales, es hacer un helado express batiendo un poco de  yogurt de anacardos (anacardos remojados y batidos con limón y un probiótico) con una mezcla de frutas del bosque congeladas. A los peques de la casa les encantará y los mayores podremos estar tranquilos sabiendo que están tomando todas las vitaminas y enzimas extras que su organismo necesita con la llegada del calor.

 

Berries_in_Brockhaus ¿Y cuáles puedo usar?

Variedades hay muchas y maravillosas pero dependerá del país e incluso región en la que viváis para acceder a unas variedades u otras. Voy a hacer una lista de las principales propiedades de algunas de las más potentes y fáciles de encontrar:

El arándano

La que más se conoce es la variedad roja que se puede comprar en zumo o seca. El arándano rojo se utiliza para tratar las cistitis y otras infecciones de las vías urinarias, por sus excelentes cualidades antibacterianas. Además mejoran la visión previniendo la degeneración de la retina y son muy digestivos. Pero pese a las innumerables propiedades de su hermano rojo, el verdadero rey de los antioxidantes es el azul que además es mucho más fácil encontrarlo fresco en fruterías para añadirlo a nuestros batidos o postres.

 

La frambuesa

Además de su alto contenido en vitamina C y minerales como potasio, hierro o magnesio, la frambuesa es rica en ácido elágico que parece ser muy beneficiosa en la lucha contra ciertos cánceres. Es una de las bayas más delicadas y por eso es conveniente consumirla rápidamente.

La mora

Esta deliciosa baya salvaje inunda la vera de los caminos a finales de verano. Su riqueza en vitamina E y polifenoles ponen a la mora en unos de los primeros puestos entre las bayas ricas en antioxidantes. Además, gracias a sus fibras solubles, como la pectina, rebaja los niveles de colesterol.

La grosella

Estas diminutas uvas semitransparentes son una de las bayas de sabor más ácido. De sus tres variedades, la blanca, la negra y la roja, es la negra la que posee mayor contenido de vitamina C. Es muy diurética por gran aporte de potasio.

La fresa del bosque

Las pequeñas fresas silvestres poco tienen que ver con las fresas o fresones que podemos conseguir en los mercados convencionales y basta probarlas para notar la diferencia. Su perfumado e intenso sabor no es lo único que destaca de esta baya, ya que como otros miembros de su familia es una gran fuente de micronutrientes. Si tenéis huerta o mini huerta urbana en el balcón, os aconsejo que busquéis y plantéis unas semillas de la variedad “Fragaria vesca”.

El madroño (Arbutus unedo)

Ligeramente insípido comparado con alguno de sus parientes cercanos, es mejor consumirlo cuando está bien maduro y mejor todavía si lo incluimos en batidos, postres o mermelada. Estimula de forma positiva la circulación, aunque hay que consumirlo con moderación por su alto contenido alcohólico.

 

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