Picnics creativos y ecológicos
Pocas comidas saben tan ricas y producen tanto placer como aquellas que se disfrutan en plena naturaleza. Estar rodeados de tanta belleza, aire puro y tranquilidad suele mejorar el sabor de todo lo que comamos y no hace falta esforzarse demasiado para convertir una sencilla comida en una experiencia sensorial increíble. Aún así, todos aquellos que amamos el arte de comer y la naturaleza deberíamos seguir unas simples pautas que sin duda van a mejorar esta experiencia culinaria y minimizar el impacto de nuestro paso por el paraje natural elegido. Se trata de respetar el lugar que nos alberga, y respetar nuestro cuerpo (que también nos alberga en cierta manera) eligiendo sólo alimentos sanos y biológicos que potencien la sensación de bienestar en nuestro organismo y que en ningún caso nos obliguen a cargar toda una parafernalia que haga más pesado nuestro viaje, ni pueda dejar pistas de que hemos estado allí. Nuestro objetivo debería ser, como el de cualquier invitado educado, que al irnos todo quede de la misma manera que lo encontramos.
Nuestra cesta de picnic
Lo primero que debemos pararnos a considerar cuando pensemos en recetas para un día en el campo es en que estación vamos a hacerlo ya que no todos los ingredientes soportan igual de bien la exposición al calor durante varias horas en los meses de verano. En la mayoría de los casos basta recurrir a las opciones secas de ciertos alimentos como es el caso del tomate que es mejor usar los secos porque si los incluimos en una ensalada se podría transformar en un gazpacho 😀 . Otras verduras que no conviene llevar cortadas de casa son el pepino o la lechuga ya que el primero va a soltar todo el líquido y la segunda se nos quedará reblandecida. Algunas verduras como la berenjena, el calabacín, los pimientos o los espárragos trigueros podemos llevarlos asadas o pasadas por la plancha, intentando que nos queden “al dente”, ya que así va a ser más fácil de comer con las manos después. En el caso de las frutas hay algunas, emblemáticas del verano, de las que hay que prescindir con toda seguridad ya que por su gran contenido de agua tenemos pocas posibilidades que nos lleguen en buen estado a la hora de la comida. La sandía o las frutas rojas son las más problemáticas, aunque en general ninguna fruta debería ir cortada ni deberíamos elegir piezas demasiado maduras. Absolutamente desaconsejadas las mayonesas/veganesas, las margarinas o similares que no van a soportar bien el calor y pueden dar problemas de estómago luego. Como alternativas para untar el pan de los bocadillos tenemos dos buenas opciones:
- Preparar un “salsa de tahini” para untar en nuestros sándwiches batiendo tahini (blanco mejor que es más suave y va con todo) con zumo de limón, un poco de agua y sal.
- Simplemente llevar una mini-botellita de aceite de oliva extra virgen para rociar al pan a la hora de comer. En lo que al pan se refiere hay que evitar los típicos sándwich de pan de molde que tienen la tendencia de quedarse blanditos y humedecidos por los ingredientes o salsas.
El mejor es el pan, por su contenido nutritivo y consistencia es el pan de levadura madre bio ya que al ser de una textura más gomosa aguanta sin problemas cualquier tipo de relleno. Pero …¿porqué conformarse con el típico bocadillo y no probar con algo nuevo? Las tartas de verduras son siempre una buena idea ya que podemos convertirlas en platos fáciles de llevar y que no necesitan de platos o cubiertos. Lo ideal es elaborarlas con una nata de arroz o almendras que son ligeras y aguantan bien las altas temperaturas.
Por supuesto todo lo que comamos deberá ser o crudo o cocinado en casa porque además de la prohibición de hacer barbacoas o encender fuego hasta el 15 de octubre en ciertas zonas protegidas, cualquier alternativa con fuego en cualquier zona o época del año es demasiado peligrosa. Pero no hace falta renunciar a comer una comida caliente o recién hecha en el campo sin poner en peligro nuestro entorno ni generar emisiones de CO2 ya que para eso tenemos las maravillosas cocinas solares con las que podemos elaborar incluso bizcochos sólo con la enorme potencia de los rayos del sol. ¡Ojalá estas cocinas le tomen pronto el relevo a las tradicionales barbacoas de campestres! Aquí os dejo un video para que veáis sus posibilidades:
Bebidas refrescantes para un día en el campo
Cuando elijamos la zona donde vamos a realizar nuestra comida es importante procurar tener localizadas de antemano (via google maps por ejemplo) las fuentes de agua como ríos, arroyos o manantiales. Esto nos evitará tener que cargar con más líquido del estrictamente necesario, y más cuando vamos a pasar todo el día por esa zona o debemos caminar varias horas hasta llegar al lugar elegido. Además nada tiene que ver el sabor de un manantial de agua pura con cualquier agua que llevemos desde casa. La recomendación sería llevar, además del agua para el trayecto, una botella vacía de plástico o un material resistente y ligero que no nos añada más peso a la mochila y un par de limones enteros que le añadiremos al agua a la hora de comer. Así conseguiremos una bebida refrescante que reponga parte de los minerales perdidos y mataremos los posibles microbios del agua. Otra buena opción es preparar en casa un concentrado de té o infusión de hierbas. Se trata de poner en 200 ml de agua hirviendo, el equivalente en hojas o bolsitas de lo que nos daría un par de litros de té. Sólo hay que dejar reposando en esa cantidad (200 ml) de agua hirviendo cuatro cucharaditas de té o cuatro bolsitas unos 10 minutos. También podemos preparar un concentrado de infusión de menta o de flores de hibiscus que son muy refrescantes y cualquiera de ellos endulzarlos con estevia o nuestros sirope favorito. Una vez frío lo metemos en una pequeña botella de agua y así sabemos que a la hora de la comida tendremos la opción de enriquecer nuestra agua de manantial con un saludable concentrado de té o infusión.
Accesorios ecológicos
Una opción muy divertida cuando vamos de picnic es ser aventureros y un poco supervivientes e intentar conseguir parte de nuestra vajilla y cubertería en la naturaleza. Con pequeñas rama podemos hacer pinchos que nos sirvan de tenedores y si encontramos hojas grandes nos pueden valer de mantelitos o incluso de platos si son resistentes. Otra opción menos arriesgada es recurrir a las alternativas 100 % biodegradable, que cada vez son más fáciles de encontrar. Ya existen vasos, bols, platos y cubiertos realizados en tapioca, fécula de patata o biopolímeros de maíz que pueden ser destruidos sin dejar residuos. Son ligeros y muy resistentes, capaces de aguantar hasta el calor. Sea cual sea el material de la vajilla que llevemos nada debe quedar allí cuando nos marchemos. Los que tengan jardín y compostadora podrán hacerlo en su casa, y si no todo deberá ir a los puntos de recogida de residuos que podamos encontrar en nuestro camino de vuelta a casa.