En este paté tenemos un buen ejemplo de como podemos disfrutar comiendo y curarnos a la vez. Es muy fácil de hacer y queda absolutamente delicioso sobre verdura (al vapor o asada) o para acompañar platos de pasta y cereales. Su sabor es dulzón y muy suave gracias al ajo negro e ideal para quienes no toleren bien el fuerte sabor del ajo pero quieran beneficiarse de sus propiedades. Además la capacidad antioxidante del ajo negro es 10 veces mayor que el ajo común y multiplica otros nutrientes de forma extraordinaria.
He combinado este paté con varias posibilidades: Con una patata asada (si queremos una entrada más contundente) o con coliflor al vapor que queda especialmente rico (como plato principal en dietas ligeras).
- • 2 dientes de ajo negro
- • 2 cucharadas de alcaparras escurridas
- • 2 cucharadas de piñones
- • 3 ramitas de perejil
- • 1 cucharada de tahini blanco
- • Una pizca de pimienta negra
- • Una pizca de pimentón dulce
- • Sal marina
- • Un chorro generoso de aceite de oliva
- • Agua
- 1 Coliflor pequeña
- 4 Patatas medianas
- Pelar las patatas. Hacer unos cortes estilo lonchas con cuidado de no llegar al final (2 tercios de la patata). Untar con las manos aceite en toda las patatas y meter en el horno precalentado a unos 180-200 ºc durante 50 minutos. Si hacemos la versión light: quitar la parte más dura del tronco y meter a cocer al vapor unos 10 minutos o hasta que quede al dente. Los tiempos de cocción de las patatas y coliflor son orientativos porque dependerá del tamaño.
- Meter todos los ingredientes del paté en el vaso de la batidora y un chorrito de agua. Empezar a batir y añadir más agua, si creemos que hace falta, para que quede como una pasta espesa pero con trocitos.
- Untar la patata con el paté rellenando un poco cada lámina.
- Los piñones del paté son crudos para preservar mejor todas sus propiedades. Pero podemos decorar por encima con unos piñones tostados (un minuto en la sartén sin aceite) para potenciar su sabor y el sabor del paté.