Si sigues todas estas reglas (o gran parte de ellas) tu sistema digestivo te lo agradecerá porque le ayudarás a evitar empachos, atascos intestinales, sentirse hinchado, gases, malestares y otros síntomas asociados a malas digestiones:
La digestión empieza en la boca y por ello hay que masticar lo suficiente cada bocado. Mezclando la comida con las enzimas de nuestra saliva y triturando bien los alimentos le daremos menos trabajo a nuestro intestino.
En las últimas décadas nos hemos acostumbrado a comer porciones que duplican lo necesario y aconsejable. Hay que empezar a reducir las porciones: Es mejor variedad a cantidad. Un truco es tener un bol de sopa y utilizarlo para medir las raciones que nos servimos para tener siempre la misma referencia.
Comer con pausas de unos 5-10 minutos entre plato y plato permitirá que la comida se asiente en el estómago y nos demos cuenta a tiempo de cuando hay que parar.
No conviene beber casi nada durante las comidas, ya que se diluyen los jugos gástricos y esto retrasa la digestión. Mejor beber antes o después.
No hay que comer con bebidas con gas carbónico o con cafeína ya que hinchan nuestro estómago e irritan la mucosa gástrica. Otra mala idea para la mayoría de los estómagos es comer con alcohol, por mucho que se publicite que una copita de vino con las comidas es sano.
Incluir un probiótico en la comida nunca es mala idea, sobre todo si es una comida muy rica en grasas. Este va a ayudar a digerirlas mejor. ¿Mejores prebióticos? Miso, fermentados tipo chukrut, tempeh, té de kombucha…
¿Terminar con dulce? Una mala idea. Tomar postre y más si este lleva azúcar o un alto contenido en grasas es garantía asegurada de una mala digestión (sin entrar en otras consideraciones). Terminar con fruta en estómagos delicados tampoco puede ser una buena idea porque puede activar ciertas fermentaciones que interfieran en la digestión de la comida. La fruta siempre mejor por la mañana o entre horas.
¿Una idea entonces para después de comer? Sustituir postres por una infusión digestiva que combine algún ingrediente carminativo como el hinojo, la menta, la manzanilla, el regaliz o el anís.
Habría que comer más o menos a la misma hora para permitirle al cuerpo regular su reloj biológico interno y estar mejor preparado para digerir. Y hablando de horarios: cena pronto (al menos 3 horas antes de irte a dormir). Por la noche el metabolismo se ralentiza y todo se digiere peor.
¡No comas nunca hasta la saciedad! Si sientes que todavía puede comer un poquito más es el momento de parar.
